¿Por qué hay tantos mormones en América Latina?
La presencia de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, conocida popularmente como Iglesia Mormona, es significativa en América Latina. Aunque el mayor número de fieles sigue estando en Estados Unidos, países como Brasil, México, Chile y Perú albergan millones de miembros bautizados.
Pero ¿por qué esta religión, nacida en suelo estadounidense en el siglo XIX, encontró tanta receptividad entre los latinoamericanos?
La respuesta no es sencilla. Involucra factores históricos, teológicos, culturales e incluso socioeconómicos. Vamos a explorar cada uno de ellos.
El atractivo teológico y cultural del mormonismo en las Américas
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Alma bautiza en las aguas de Mormón |
El Libro de Mormón relata historias de pueblos que habrían vivido en las Américas entre el 600 a.C. y el 421 d.C., con profetas que supuestamente anunciaron la venida de Cristo antes incluso de su nacimiento en Judea.
Esa conexión geográfica genera un sentimiento de pertenencia continental. A diferencia de la Biblia, que se enfoca en el Medio Oriente, el Libro de Mormón describe a las Américas como una “tierra elegida por Dios”.
Para muchos conversos, especialmente en países latinoamericanos, la idea de que Cristo visitó el continente después de la resurrección resulta muy atractiva, pues acerca la fe a su propia identidad cultural.
Además, Doctrina y Convenios, otro texto considerado sagrado por los mormones, sugiere que la libertad religiosa e incluso la Constitución de Estados Unidos fueron inspiradas por Dios.
Para quienes viven en naciones marcadas históricamente por la inestabilidad política, esta narrativa resuena como una promesa de orden y prosperidad asociada a la religión.
El trabajo misionero intensivo
Ninguna otra iglesia cristiana posee una estructura misionera tan organizada como la mormona. Jóvenes, generalmente entre 18 y 21 años, dedican dos años de sus vidas a evangelizar en diferentes países.
Esa presencia constante de misioneros con camisa blanca y corbata, muchas veces estadounidenses, crea una conexión inmediata con el imaginario de modernidad, educación y disciplina.
En América Latina, donde existe cierta admiración cultural por Estados Unidos, esta imagen refuerza la credibilidad de la iglesia.
Muchos interesados terminan acercándose no solo por la doctrina, sino por la amistad y la hospitalidad de los misioneros. En algunos casos, como cuentan ex misioneros, las personas simpatizaban con la idea de estar más cerca de la “americanidad” que representaba la Iglesia.
Factores socioeconómicos y búsqueda de comunidad
En muchas regiones latinoamericanas, especialmente en periferias urbanas y zonas rurales, la baja renta y la escasa escolaridad son comunes.
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Moroni entierra los registros nefitas |
Iglesias que ofrecen una estructura comunitaria sólida, programas sociales y apoyo familiar ganan espacio con facilidad.
La Iglesia Mormona es conocida por:
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Fomentar la educación formal y cursos de capacitación.
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Crear un sentido de comunidad muy organizado (las llamadas “alas” y “estacas”).
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Promover valores como disciplina, abstinencia de vicios, fortalecimiento familiar y ayuda mutua.
Para familias en situación de vulnerabilidad, este ambiente resulta seguro, estable y acogedor.
Algunos testimonios muestran que, en países como Brasil y México, la iglesia llega a ofrecer canastas básicas, cursos gratuitos y apoyo financiero de emergencia a los nuevos conversos. Esto genera un lazo de gratitud y pertenencia.
Crecimiento rápido… pero con poca retención
Es importante destacar que no todos los bautizados permanecen activos. Ex misioneros en América Latina relatan que muchas conversiones son motivadas por amabilidad, curiosidad o por pequeñas ayudas materiales.
Sin embargo, tras unas semanas o meses, la mayoría de los nuevos miembros deja de asistir a las reuniones.
Por ejemplo:
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En México, la iglesia afirma tener más de 1,3 millones de miembros, pero el censo oficial muestra poco más de 300 mil que se identifican como mormones.
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En Guatemala, misioneros reportan alas con registros de cientos de miembros, pero solo 20 o 30 asistentes.
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En Brasil, aunque hay 1,4 millones de mormones bautizados, se estima que menos del 40% están realmente activos.
Este fenómeno muestra que el crecimiento numérico no siempre refleja un verdadero compromiso.
El peso de la historia: persecución, éxodo e identidad
Para comprender el atractivo del mormonismo, es esencial recordar que esta religión nació en medio de persecución religiosa en Estados Unidos. Después del asesinato de Joseph Smith, fundador de la iglesia, en 1844, los seguidores liderados por Brigham Young migraron a Utah en busca de libertad.
Esa narrativa de un pueblo perseguido que encuentra su “tierra prometida” resuena con fuerza en América Latina, donde muchas comunidades también tienen historias de marginación y lucha por dignidad. Esta identificación histórica da legitimidad al mensaje de los misioneros.
Además, los pioneros mormones construyeron una sociedad organizada, disciplinada y próspera en las Montañas Rocosas. Esa ética del trabajo arduo y la autosuficiencia comunitaria se presenta como un modelo que puede replicarse en cualquier lugar, incluso en América Latina.
La imagen de una religión “pro-familia”
Otro factor que atrae a muchos latinos es el énfasis mormón en la familia. La iglesia defiende matrimonios duraderos, hogares con muchos hijos y actividades orientadas a fortalecer los lazos familiares. En culturas donde la familia es el centro de la vida social, este mensaje resuena profundamente.
Además, los mormones proyectan una imagen de personas amables, educadas y respetuosas, como relatan algunos ex católicos que se acercaron a esta fe. Ese comportamiento acogedor contrasta a veces con experiencias negativas que algunos tuvieron en otras iglesias.
Curiosidad doctrinal y sensación de “verdad exclusiva”
La promesa de pertenecer a “la única iglesia verdadera” es otro punto que seduce a algunos conversos. La idea de recibir “conocimiento espiritual reservado” en los templos, algo que se compara con antiguas tradiciones gnósticas y masónicas, genera una sensación de exclusividad e importancia.
Al mismo tiempo, la liturgia sencilla de las reuniones dominicales, parecidas a cultos protestantes, facilita que quienes provienen de contextos cristianos tradicionales no lo sientan extraño. Es decir, hay una combinación de misterio y familiaridad que vuelve al mormonismo intrigante para muchos.
La influencia del “sueño americano”
No se puede ignorar un aspecto delicado: en países como Brasil, Perú o Guatemala, muchos nuevos conversos veían la iglesia como un camino para acercarse a Estados Unidos. Algunos soñaban con intercambios, estudios o incluso emigrar. Esa “americanidad” de la iglesia refuerza el deseo de participar.
Testimonios de misioneros muestran que algunos miembros admiraban a EE.UU. y veían la conversión como un primer paso hacia mejores oportunidades, aunque, en la práctica, eso rara vez se concretaba.
Entonces, ¿por qué hay tantos mormones en América Latina?
Resumiendo los principales factores:
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Narrativa teológica ligada a las Américas (Libro de Mormón y Doctrina y Convenios).
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Misiones intensivas y bien organizadas, con gran impacto visual y social.
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Apoyo comunitario y valores pro-familia que resuenan en la cultura latina.
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Factores socioeconómicos, como búsqueda de estabilidad, ayuda material e inclusión social.
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Admiración por la cultura estadounidense y curiosidad por el estilo de vida mormón.
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Historia de éxodo y persecución, que genera empatía en comunidades también marginadas.
Pero es necesario entender que el número real de practicantes activos es mucho menor de lo que sugieren los registros oficiales.
En muchos países, los bautismos ocurren en masa, pero pocos permanecen en la iglesia a largo plazo.
Aun así, la influencia mormona en América Latina es notable y sigue llamando la atención, ya sea por su capacidad de adaptación cultural o por el incansable trabajo de sus misioneros.
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